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Hermosas playas, vida nocturna, turismo de El recorrido con núa por el carrer major, una calle
Arquitectura modernista con la mejor playa urbana de toda Europa
lujo, ac vidades culturales, arquitectura, naturaleza e historia. Muchos viajeros van por el mundo buscando una o varias de estas experiencias, pero solo en las grandes ciudades se ofrecen todas. Por eso sorprende que un pequeño pueblo catalán, ubicado a una hora de Barcelona y con menos de 30 mil habitantes, tenga todo esto.
Me encuentro en Sitges, uno de los des nos turís cos más importantes de Cataluña. Durante todo el año, las diecisiete playas del lugar reciben a miles de turistas que pre eren bañarse en estas aguas, antes que en muchas otras del Mediterráneo. Pero si bien tumbarse al sol y descansar es muy atrac vo, Sitges ofrece otros muchos atrac vos que me dispongo a conocer.
El viaje comienza en el Cap de la Vila, la plaza más importante de la localidad que está dominada por la Casa del Reloj. Se trata del edi cio modernista más conocido de Sitges, cuyo nombre se debe a que sus tres plantas están coronadas por un reloj que acompaña a los caracterís cos tejados de cerámica de esta arquitectura. Fue diseñado por Ignasi Mas i Morell, también responsable de la plaza de toros monumental de Barcelona.
Desde este punto se puede par r por cualquiera de las calles del pueblo, todas ellas repletas de pequeñas  endas, tanto locales como de marcas de pres gio. Los amantes del shopping podrán pasar horas de aparador en aparador. Mientras esto se hace, hay que seguir admirando el resto de los edi cios modernistas que colocan a Sitges dentro del movimiento ar s co más importante de Cataluña. También hay que disfrutar de las pequeñas callejuelas  oreadas del lugar, que se prestan para más de una envidiable fotogra a.
sinuosa que lleva a la Plaza del Ayuntamiento. Junto a este edi cio gó co se encuentra el an guo mercado, que hoy aloja a la Casa Bacardí. Más allá sobresalen las torres del templo de San Bartolomé y Santa Tecla, el cual se muestra en todo su esplendor tras caminar unos metros más y salir a la costa. Ahí la iglesia domina el panorama desde una colina y protagoniza, junto al mar, un paisaje donde también se ve un malecón lleno de palmeras.
En este punto se presentan dos opciones:
-Bajar las escaleras y recorrer todo el malecón que, además de restaurantes, hoteles y más bella arquitectura,  ene el que presume de ser el primer chiringuito de toda España
-Caminar hacia atrás de la iglesia para ver uno de los edi cios más bellos de Sitges: el Palacio Maricel, que destaca por sus grabados tallados en piedra y su pequeño puente que une dos edi cios sobre la calle. Ahí también se encuentra la “quinta avenida” de Sitges, que en una juguetona comparación con su equivalente neoyorkina, no es más que un sendero techado y vacío por el que apenas caben dos personas.
Tras elegir esta úl ma ruta, y ver los edi cios que además alojan dos de los museos más importantes del pueblo, se sale a la plaza La Torreta, uno de los mejores lugares para contemplar el mar y frente al cual se ex ende la Playa de San Sebas án, cali cada por el New York Times como la mejor playa urbana de Europa en 2010.
En este punto termina el centro histórico, pero aún queda por descubrir el pa o azul que fue inmortalizado por el pintor San ago Rusiñol, principal responsable del patrimonio modernista de Sitges, y que muestra unas paredes de un tono azul muy par cular, mismo que se descubre en detalles de muchos otros lugares al pasear las calles del pueblo.
Una de las ventajas de Sitges es que su reducido tamaño permite recorrerlo completo en un solo día, lo que permite apartar este pa o para después, y de momento recorrer toda la Playa de San Sebas án hasta llegar a su otro extremo, donde hay una colina coronada por el cementerio. En su interior hay decenas de esculturas que le han valido su incorporación como un cementerio de interés cultural a nivel europeo.
En la marina de Sitges siempre hay cientos de yates de visitantes de todo el mundo
Al otro lado de esta colina se encuentra el puerto marí mo de Sitges, donde además de ver los cientos de yates de visitantes de todo el mundo, se puede descubrir la zona más exclusiva del pueblo. Restaurantes gourmet,  endas de lujo y un ambiente cosmopolita lo convierten
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