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En el Cañón de la Lima se puede realizar alpinismo y observar fósiles y petroglifos que han estado ahí durante miles de años
Casa Madero es de las pocas empresas vinícolas mexicanas que producen sus propias parras
Casa Madero es de las pocas empresas vinícolas mexicanas que pro- ducen sus propias parras, cultivando uvas de diferentes variedades, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Shiraz, Tempranillo y Chardonnay, Chenin Blanc, Semillo y Colombard. Sus vinos se venden en más de 23 países y han ganado varios premios internacionales.
Al visitar sus bodegas se puede hacer un recorrido guiado para cono- cer el proceso por el que pasan las uvas para producir el vino, entrar al museo y observar la maquinaria traída directamente desde Francia por Don Evaristo Madero que, en ese entonces, era la más moderna, y visitar la bodega donde se guardan las barricas que añejan el vino. El recorrido naliza en la tienda, donde aparte de degustar los vinos, se pueden adquirir a precios de fábrica.
Desde 1986, el Valle de Parras recibe la Apelación de Origen, convir- tiéndose en la primera zona vinícola mexicana reconocida ante la Or- ganización Internacional de la Viña y el Vino, la Comunidad Económica Europea y el Gobierno de México.
El vino es parte importante de la cultura de Parras, y existen numerosas casas productoras con vinos de excelente calidad que, en su mayoría, son de sabor dulce y generoso. La Antigua Hacienda de Perote, ubicada en los altos cerros de Parras, y que hoy también funciona como hotel, es un ejemplo de ello. En el casco de la hacienda se encuentra la Anti- gua Bodega de Perote, que desde hace 400 años fabrica vinos, brandis y sotol de una forma artesanal.
Bodegas El Vesubio es otra casa de vinos que existe desde 1891, fun- dada por italianos y griegos, ubicada en el centro histórico de Parras. Actualmente los sobrinos son quienes se encargan de este negocio, y platicando con ellos, nos comentaron que el proceso con el cual se fa- brican los vinos es el mismo que hace 120 años. Inclusive se han man- tenido las mismas etiquetas en las botellas y la misma mueblería del lugar. Fue fascinante escuchar cómo algunos de sus clientes que visita- ron las bodegas cuando eran niños, décadas después regresaron y en- contraron todo igual a como lo recordaban. Se ha procurado mantener la tradición a través del paso de los años. Esta vinícola es famosa por su vino tinto mezclado con nuez y su vino para consagrar.
Otros productores que vale la pena visitar son los Vinos Segovia Fuan- tos, con una crema de nuez, invención de José Alfredo Segovia Fuantos, única en el norte del país; y los vinos Rivero González, la bodega más joven de Parras con productos de gran sabor.
Algo imprescindible para acompañar a un buen vino es una buena co- mida, y en Parras se cuenta con una gastronomía muy rica en sabores y olores. Cabe destacar el Mesón de Don Evaristo, ubicado en el cen- tro histórico, que mantiene la estructura y decoración de las casonas mexicanas de principios de siglo XX. Aquí se pueden degustar platillos típicos de la región, fusión de tradiciones indígenas y españolas, como el pollo bañado en salsa de jamaica.
© Jesús López
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