Page 73 - Viajero-Ejecutivo-23
P. 73
El recorrido fue más largo, pero nos permi ó parar brevemente en algunas de las ciudades emblemá cas de esta zona, como Ston y Trstenik. En éste úl mo pudimos disfrutar algunos de los vinos más famosos del país (de las regiones de Dingač y Postup), que se cosechan y embotellan aquí.
Una vez en Orebić, estábamos listos para abordar el ferry en un viaje que duró escasos 15 minutos para admirar la ciudad histórica de Korčula. La ciudad an gua está situada en un islote. Con callejuelas peatonales y los restos de una muralla medieval, es uno de los rincones en el Adriá co que parecen haberse detenido en el empo.
Un edi cio especialmente imponente es la catedral de San Marcos, cuya fachada gó co- renacen sta es digna de muchas postales. La ciudad es famosa también porque se dice que aquí nació Marco Polo, en 1254, aunque no hay pruebas de esta historia. Existe un museo dedicado a la gura, que es uno de los si os más visitados en la ciudad.
A unos 6 km está Lumbarda, un pequeño pueblo pintoresco con playas de arena y tabernas que ofrecen lo mejor de la comida tradicional. Y del otro lado de la isla, está el resort de Vela Luka, muy popular entre los croatas como des no vacacional por sus extraordinarias playas y pequeñas bahías de agua de extraordinaria transparencia.
Corazón de Dalmacia
Nos dirigimos a Makarska, una ciudad en la Riviera del mismo nombre, que se encuentra en medio de las dos grandes ciudades de Dalmacia, Dubrovnik y Split. Es una buena base
para explorar las islas centrales de Hvar y Brač, y una excelente opción para pasar un día en las playas de guijarros más encantadoras.
Antes de llegar a la ciudad, decidimos parar en Tučepi, un pequeño pueblo a la orilla del mar, famoso por sus playas de aguas cristalinas. Lo que vimos nos detuvo ahí por el resto de la tarde: pequeños restaurantes picos en la playa y la oportunidad de bañarte en el diáfano mar.
Con la sal en el cuerpo y un incipiente bronceado, llegamos por n a nuestro des no por esa noche, la ciudad de Makarska. Al día siguiente nuestro an trión ges onó para nosotros un speed boat en el cual explorar la isla más cercana, Brač.
Brač es famosa por dos razones principales: la piedra blanca con la que se construyó el Palacio de Diocleciano, ubicado en Split, y la playa de Bol, una de las más famosas del país. A medida en que nos acercábamos a la costa, pudimos ver los si os en donde se realiza la extracción de la piedra desde empos an guos. Nuestro bote atracó en Pučišća, un pueblo que vive en relación directa con la hermosa piedra blanca. Está lleno de pequeños puestos en donde puedes comprar diversos ar culos hechos con este material.
Bol es la única población en el lado meridional de la isla. Aquí se encuentra la famosa playa Zlatni
rat (cabo de oro). Tiene la forma de una gran lengua de arena dorada, de casi 700 metros de largo. Llegar ahí en bote es la mejor manera de admirar el paisaje. En el camino de regreso a Makarska, nuestro conductor nos dijo que, si teníamos suerte, veríamos del nes en las proximidades del puerto. Nos pareció poco probable, pero poco después surgieron tres de ellos ante nuestros ojos. Fue una experiencia extraordinaria poder admirarlos tan cerca, en su hábitat natural.
La ciudad del emperador
Hicimos un recorrido de una hora en auto desde Makarska a Split, que después de Zagreb (la capital) es la ciudad más grande del país y uno de los rincones más prolí cos de la historia de la región. En esta localidad, el emperador Diocleciano mandó a construir su palacio entre los años 293 y 305. Muy cerca de ahí, en Solin, nació el futuro emperador. En la época de la An güedad Clásica, exis ó aquí la gran ciudad romana de Salona, el centro urbano más grande e importante de los romanos en las costas orientales del Adriá co.
Desde 1979 el casco histórico de Split, junto con los restos del Palacio de Diocleciano, forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. Una buena forma de comenzar a explorar es a par r de la puerta septentrional o Puerta Áurea, la entrada más representa va del an guo palacio. La fachada está muy bien conservada. Pasando la gran puerta comienzan a bifurcarse pequeños callejones de piedra. Como en Dubrovnik, existen varios negocios, restaurantes y endas
Lo mejor de la comida tradicional lo encontrarás en las playas y tabernas de Lumbarda
El Palacio de Diocleciano se man ene imponente a pesar de sus 16 siglos de historia
Viajero Ejecu vo 71