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En esta isla, todo lo que el viajero puede obervar está marcado por la historia.
de vida de la aristocracia; el Palacio del Gran Maestre, desde donde los caballeros ejercían su gobierno y donde, además de conocer su armería y sus salones, se puede ver el corredor que da a la plaza y que implantó la moda de los balcones de madera que hoy adornan toda la isla.
Finalmente, la co-catedral de San Juan, que comparte la sede de la arquidiócesis con su similar de la ciudad de Mdina, sorprende a todos los visitantes por su maravilloso interior barroco, di cil de adivinar por la austeridad de la fachada. Pero su más grande tesoro no es ninguna de las capillas doradas llenas de detalles, ni las pinturas religiosas de sus techos. Protegida en una sala exclusiva, se muestra orgullosa la “Decapitación de San Juan Bau sta”, el único lienzo de Caravaggio que el ar sta  rmó, considerada una de sus obras maestras. La visita es obligada para todos los amantes del arte.
Las murallas: patrimonio de una an gua fortaleza
Los caballeros no sólo se preocuparon por embellecer la isla. El temor a un nuevo ataque de los otomanos los llevó también a dedicar  empo y recursos en crear un complejo sistema defensivo que amuralló las principales ciudades y llenó de torres de vigilancia y otras fortalezas el resto del territorio. Hoy sigue en pie gran parte de este sistema, pudiendo ser apreciado desde puntos como Qrendi, con su torre octagonal y su casa de campo amurallada.
Es la propia Valeta la que  ene las murallas más completas, pues en toda su extensión están conservadas en su forma original. La razón de esto es que la isla no volvió a sufrir un ataque importante. Cuando la Orden perdió el control del país, primero ante Napoleón y luego ante el Imperio Británico, fue más por obra de la astucia que de la fuerza militar.
Las murallas de Malta están hoy propuestas como patrimonio de la humanidad, estatus que compar rían no sólo con la ciudad, sino también con los templos megalí cos y con el Hipogeo de Hal-Sa ieni. Ambos mudos tes gos
de un lejano y misterioso pasado que se perdió con la desaparición de la primera civilización que habitó este archipiélago hace milenios.
La isla que resis ó a Hitler
Tras más de un siglo de tranquilidad, Malta volvió a jugar un papel relevante en la historia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se convir ó en un punto estratégico para los ingleses, pues ahí podían instalar una importante  ota en el Mediterráneo y organizar las ofensivas aéreas en el norte de África.
Esto no pasó desapercibido para los nazis, que some eron todo el territorio a un intenso bombardeo que duró más de dos años. El obje vo era obligar a los malteses a rendir la isla, pero el país estaba listo para revivir su gesta de 375 años atrás. Se aprovecharon como refugio las an guas construcciones subterráneas, y cuando éstas se mostraron insu cientes para alojar a toda la población, cientos de galerías se cavaron a contra reloj, con lo que todos los civiles quedaron protegidos bajo el rocoso suelo maltés.
Durante este nuevo sitio, los buques de víveres eran alcanzados por las bombas antes de que llegaran a puerto. La comida escaseó al grado de que los gatos y ratas de la isla empezaron a desaparecer, al constituir una de las pocas fuentes de alimento. Pero las condiciones inhumanas no doblegaron a los malteses.
La capital  ene más monumentos por km2 que cualquier otra ciudad del mundo.
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